Ciegos por azares del destino, cinco guías turísticos ecuatorianos pasean a los visitantes del centro histórico por un Quito de experiencias sensoriales, una prueba de que la cultura no entiende de discapacidades y de que la mejor forma de ver no siempre es con los ojos.
El paseo también incluye la visita a la Iglesia de la Inmaculada Concepción, el Palacio de Pizarro (actualmente convertido en hotel) y el Palacio Arzobispal.
Mediadores en exposiciones
Además de este recorrido externo, los guías de ‘Viviendo Quito con sentidos’ también hacen trabajos como “mediadores” en algunas exposiciones del Centro Cultural Metropolitano, que les presta el lugar para sus reuniones.
Irene Corral, comunicadora social y guía, dice que “la sociedad tiene un imaginario, piensa que una persona que está en condición de discapacidad no puede amar, no puede salir, no puede divertirse, no puede estudiar, no puede tener hijos”, y enfatiza que “todas esas cosas son decisiones propias de una persona, con o sin discapacidad”.
Por ello, el grupo busca “cambiar ese imaginario”, para que vean que lo que ellos necesitan “son oportunidades, no la lástima de nadie”.
“Nosotros no somos una carga para la sociedad, siempre y cuando se nos brinden las oportunidades y el apoyo necesario, quién sabe si podemos superar las expectativas”, señala.
De 30 a 5
San Andrés, Mites, Moreno, Corral y Germán Fonseca son los cinco integrantes de ‘Viviendo Quito con sentidos’.
El grupo se conoció cuando fueron convocados, en septiembre de 2017, a una capacitación organizada por la Federación Nacional de Ciegos del Ecuador, el Ministerio de Turismo y la Universidad de las Fuerzas Armadas – ESPE.
En la capacitación participaron 30 personas, “todas con discapacidad visual en diferentes grados”, dice Fonseca, y comenta que culminaron la preparación 26 de los participantes.
“Adquirimos conocimientos, pero no teníamos ninguna posibilidad de emprender algún trabajo”, menciona el entrevistado, y señala que, a principios de 2018, surgió la idea de organizarse. Las reuniones las comenzaron los 26, pero luego disminuyeron a 12 y, finalmente, quedaron ellos 5. “Los compañeros tenían urgencias económicas tan apremiantes que no podían esperar a que la organización se consolide, entonces decidieron tomar otro rumbo”, añadió Fonseca.
Preparados profesionalmente
San Andrés resalta la variedad y profesionalismo del grupo. “Cada uno de nosotros tiene un bagaje cultural diferente, tenemos carreras de tercer nivel de diferente tipo que enriquece nuestra guía“. Ella, que menciona que solo ve el brillo de la luz, y por ello se ayuda con un bastón, es socióloga, con especialidad en planificación de la educación superior.
Mites, por su parte, estudió gastronomía y sistemas. “Yo perdí tanto la visión telescópica como la microscópica, ya no veo contrastes”, dice y señala que su discapacidad comenzó tras sufrir, hace 11 años, meningitis y atrofia del nervio óptico; además, tuvo un infarto cerebral que le produjo pérdida de audición del oído derecho.
Corral es comunicadora social y sufre ceguera blanca. “Me ciego con el sol […] es como ponerte una sábana blanca en frente”, comenta.
Fonseca, profesor de inglés, dice que le “molesta el brillo de la computadora, del celular” y en las partes oscuras, al forzar la vista, ve “como estrellitas”.
El grupo lo completa Moreno, quien estudió artes plásticas y, aunque distingue colores, tiene problemas para ver cuando hay demasiada luz. “He ido a bastantes oftalmólogos y me dicen que ya no hay remedio, yo ya no puedo usar lentes para que me ayuden porque, igual, mi visión queda con el 46 %”.
Sin auspicio
“No contamos con el apoyo ni el auspicio de alguna institución ni privada ni pública, ha sido un trabajo de hormigas”, dice Corral.
Por ahora, están a la espera de que se concreten varios negocios que han planteado con empresas privadas y aguardan a que la alcaldía de Quito les de una respuesta sobre una propuesta de trabajo que presentaron.
Corral señala que a largo plazo, una vez estén más consolidados, tienen planteado visitar instituciones educativas. “Creemos que esto de fomentar la conciencia social en cuanto a la actitud de la gente para las personas con discapacidad y viceversa, se debe hacer desde los más pequeños, porque es más fácil inculcar desde esa edad”.
Fotos: RT